BARBANZA
Multitudinario sepelio del cronista de Muros
SANDE MUROS / CORRESPONSAL
14 de enero de 2013 05:00
En los actos fúnebres participaron 150 sacerdotes. SANDE
Los restos mortales del sacerdote y cronista oficial de la
villa de Muros, José Marcelino Figueiras García, recibieron sepultura ayer en
el cementerio de A Atalaia. Las honras fúnebres en su honor estuvieron
presididas por el arzobispo compostelano, Julián Barrios, y al acto eucarístico
fue concelebrado por unos 150 sacerdotes. Los alcaldes de Muros y Porto do Son,
así como representantes políticos de los concellos de la comarca y del
municipio de Negreira, donde el difunto regentaba dos parroquias, estuvieron
también presentes en las honras fúnebres. También se sumaron sanitarios del
hospital de Santiago, donde ejercía como capellán,
El templo parroquial de Muros no dio cabida a la multitud de
personas que querían testimoniar su agradecimiento y despedida al popularmente
conocido como Pepe de Muros. Lo inesperado de su muerte y el recuerdo de la labor
realizada por José Figueiras fueron los grandes reclamos que concentraron en la
villa a numerosas personas, muchas provenientes de localidades foráneas y, en
especial, de la ciudad del Apóstol.
El arzobispo, en su homilía, glosó algunas de las características
personales y pastorales del presbítero fallecido, destacando su disponibilidad
para atender a cuantas tareas se le encomendaban, y también a todas las
necesidades que cualquier feligrés le planteaba, especialmente en su labor en
el hospital.
Un sacerdote muradano, amigo y compañero del fallecido,
también hizo una glosa de su periplo vital que, según dijo, siempre estuvo
presidido por su amor a Muros, su simpatía y el optimismo con que emprendía
cualquier acción. Entre los méritos que, a criterio de la corporación local
merecieron el nombramiento de cronista oficial de Muros, destacó su labor por
recuperar el patrimonio religioso del concello. En este ámbito, recordó la
labor emprendida por el también conocido como Pepe da Xelota, en la capilla de
San Pedro, en la ermita del Espíritu Santo, o en la restauración del santuario
de San Marcos.